Cuando la encerraron, Carolina estuvo un mes y medio llorando y sin comer en El Buen Pastor. Sus compañeras la hicieron sobrevivir. Cuenta  que al principio eran cinco españolas pero tres de ellas ya están en España. Llevaba 752 gramos de cocaína y tiene que cumplir una condena de cuatro años y ocho meses.

La española trabaja en la cocina. Eso le permite una reducción de condena. En la cárcel hay comida para todas “teóricamente”. En su lugar de trabajo, a Alejandra le llama la atención que las presas utilicen los cuchillos. El oficial asegura que las condenadas por homicidio no pueden trabajar en ese oficio dentro del pabellón.

Carolina habla de las peleas entre compañeras y de las existencias de armas. También enseña el pabellón de máxima seguridad donde están las más conflictivas.

Jacqueline y Carolina apenas tienen relación porque están en pabellones distintos. La mallorquina cuenta que tiene pareja. El padre de una de las internas. Y es que,  “más de una extranjera necesita un poco de cariño”, confiesa.