Alberto Chicote descubre los '7 pecados capitales' en los restaurantes que ha visitado durante las tres temporadas de programa, entre los que destacan las escenas en las que la pereza, la ira o la soberbia se convierten en protagonistas.

Casi dos millones y medio de espectadores de media (2.405.000) han seguido cada lunes Pesadilla en la cocina (11’8%), con lo que se consolidaba como tercera opción en una de las noches más competitivas de la semana. Líder en el público de 35 a 44 años, el programa lograba su mejor registro en el tramo de 25 a 34 (19,1%). Por ámbitos, ha destacado en Madrid (16,4%), Cataluña y Aragón (13,9%) y Euskadi (12,6%). El espacio conducido por Alberto Chicote alcanzaba su récord en esta tercera temporada el día de su estreno (2.751.000 y 12,8%) con la visita a 'La Concha'.

Pecados comunes, errores habituales, conflictos recurrentes…
Poco le ha costado a Alberto Chicote encontrar el pecado de la pereza en muchos de los protagonistas de los restaurantes a los que ha intentado ayudar. Cocinas insalubres como la de El último Agave donde el chef encontró un ratón muerto o las terroríficas neveras de El Puerto y La Parrilla de Poli le hicieron confirmar que es mucha la dejadez de algunos dueños incluso sabiendo que Pesadilla en la cocina iba a visitarlos.

Pereza, ira, soberbia, envidia... Chicote se enfrenta de pleno a los pecados capitales en sus pesadillas

No es que el chef no hubiese comido antes platos poco exquisitos pero habría que tener demasiada gula para poder probar recetas como las que en algunas ocasiones le han puesto delante. La extrañísima paella de La Zapatería, las croquetas con duros fideos de El gusto es nuestro, platos bañados en aceite como los del Chiringuito, salsas cortadas como las del Picasso son algunos de ellos.

Por su parte, la ira ha sido una protagonista destacada en mucho de los programas. Alberto Chicote ha sido testigo de brutales enfrentamientos entre camareros y cocineros, indeseables gritos de algunos dueños, duros momentos de tensión entre miembros de una misma familia… La desatada furia de Antonio de La Concha, las interminables peleas de las hermanas del Nou Set o los altercados entre el dueño y el cocinero de Alcalá 125 lo ilustran. 

Las deudas y la proximidad a la ruina en muchos casos ha sido fruto de la avaricia de algunos dueños que creían que abriendo un restaurante sin conocer el negocio podrían hacerse ricos sin esfuerzo. Un error muy habitual que llevó dueños como los del Alcalá 125, el Vivaldi o el Cool Palace a gastar más allá de sus posibilidades, equivocarse en los cálculos, invertir de forma desproporcionada y terminar acumulando importantes deudas que podrían llevarse por delante no sólo el restaurante sino el futuro de toda la familia.

Otros de los grandes pecados que Alberto Chicote descubrió en su periplo por casi 40 restaurantes ha sido la envidia, fuente de conflicto entre camareros, cocineros, empleados y familiares que no siempre ha acabado en tablas. El chef ha sido testigo, entre otros, del desprecio con el que se trataban socios como los de El último Agave, los insultos entre las camareras de La parrilla de Poli, los gritos de las amigas de L´Orbayu o las interminables peleas de las hermanas del Nou Set.

Aunque, sin duda, la soberbia ha sido una de las mayores faltas a las que Pesadilla en la cocina ha hecho frente. Dueños, camareros o cocineros tan orgullosos que jamás permitían una crítica. Auténticos aniquiladores de sueños por cuya actitud los restaurantes podrían terminar en la ruina. El imposible Cristóbal del Yugo de Castilla, el indomable cocinero de El Puerto, el “perfecto” camarero del Picanha  o el pretencioso dueño del Da Vinci fueron difíciles casos con los que Alberto Chicote tuvo que lidiar si quería conseguir su objetivo. 

Además, detrás de muchos de los problemas de los restaurantes se encuentran los vicios de muchos de sus dueños. La lujuria es uno de ellos. Diversos vicios que les impiden trabajar como debieran y que les hacen adentrarse en un camino cada vez más oscuro y peligroso, como el de la cocinera de El Chiringuito, algunos de los integrantes de Las noches de Moscú o el dueño del Picanha, entre muchos otros.