El chef comienza exigir en cocina y Cristina se empieza a agobiar. Se le rompe la comida, los entrecot los cocina con papel…

En el comedor es todo distinto. Anselmo, uno de los camareros, se pone a bailar con las chicas de la despedida de soltera. Algo que no hace demasiada gracia a Óscar, el propietario.

En la cocina sigue la tensión. Alberto Chicote enseña a cocinar a Cristina, pero en vez de tomárselo en serio, la cocinera se ríe. La gota que colma el vaso para que el chef se largue del restaurante: “es que no puedo”, asegura.

El dueño va en su busca, mientras Cristina habla con el Santo: “Pancracio calma a Chicote. Dile que no se marche que se quede aquí”. Por fin, el chef vuelve a al trabajo y la cocinera se disculpa.