El chef Alberto Chicote se sienta en el ‘Opila’ para degustar los platos del restaurante bilbaíno. Lo que más le llama la atención es la carta que parece “la cartulina de colegio” y el mantel, que choca con la buena decoración del negocio.

Tras unos minutos de espera, llega el entrante: un pincho de chipirón que parece de “goma”. El arroz caldoso no es mejor y la lubina tampoco, por lo que la llegada del postre le aterra. “Tengo más miedo que el día de Halloween”, comenta Chicote. Y es que, el sitio está “muy bien” pero se come “de pena”.