Abraham es un jefe que tiene una manera muy particular de hacer las cosas: a voces. “Parece que se ha tragado un altavoz”, asegura Chicote, que tras pedir el menú comienza a conocer el carácter del propietario de ‘El Bodegón’.

El berberecho es el primer plato que llega. A pesar de estar bien cocinado “tampoco es ninguna maravilla”. Mientras llegan los siguientes, el chef echa un vistazo al restaurante. Y es que, el dueño  “tiene fotos con todo el mundo.  Es como el Facebook pero en restaurante”, asegura.

El bacalao técnicamente no lo ve mal, pero sobran las gulas del plato. Algo que los trabajadores sabían pero que si no las servían, el dueño se cabrearía. “Si no ponemos las gulas, nos cortas las orejas”, explica Ana, su mujer.

Por último, llega el rabo de toro, el plato estrella de la casa. Chicote nota que es congelado y que además, está pasado de cocción. “No se le engaña a usted. Es un gran experto”. Unas palabras que de nada sirven al propietario. “No me hagas la pelota, que te va a dar igual”, le advierte el chef.