La primera impresión de Alberto Chicote no es nada buena. Las copas se pegan a la mesa, la carta también “Va todo en consonancia. Te quedas pegado a todo”, declara el chef.

Alfredo quiere impresionar a Chicote, pero empieza mal. Todo lo que pide, el restaurante no lo tiene. De nueve primeros, al menos cinco platos no están. Algo que altera al propietario tanto que Alberto lo oye desde el comedor.

Fátima se presenta al cocinero y le ofrece unas empanadillas “sosas y crudas”. Alfredo le hecha la culpa a Claudia, la cocinera: “a lo mejor te tienes que ir a cocinar empanadillas y patatas bravas a otro lado”.

De lo tres platos, a Chicote no le convence ninguno. El propietario lo achaca a una falta de apetito del chef. “¿Tú me ves a mi ser un tío que no tiene hambre?, ¿tengo pinta de no comer?”, le responde.