La nueva Pesadilla en la cocina de Alberto Chicote viene de Guadalajara, concretamente de “El bodegón”, un mesón taurino en plena ciudad castellana regentado desde hace diez años por una pareja que ha visto cómo en los últimos tiempos su negocio ha ido empeorando hasta alcanzar unas pérdidas que lo hacen prácticamente inviable. Un gran restaurante que durante mucho tiempo funcionó sin problemas pero que ahora está en la cuerda floja. El problema: la tiranía que, desde que comenzaron las dificultades, ejerce el dueño con sus empleados, sus proveedores, su negocio y, lo que es más grave, con su matrimonio.

Ana y Abraham abrieron el mesón taurino “El bodegón” hace una década, un local de grandes dimensiones en el que trabajan más de una docena de empleados, entre los que se encuentran los hermanos de Abraham. El restaurante ofrece cocina tradicional pero la carta es demasiado amplia, no tiene personalidad y algunas propuestas, como el que llaman su plato estrella, el rabo de toro, no ofrecen la calidad que se les supone.

En la época en la que los restaurantes se llenaban en toda la ciudad “El bodegón” funcionaba bien, pero ahora que el esfuerzo es vital para conseguir la fidelidad de los clientes, el descontrol de Abraham sobre las cuentas, precios y productos de su negocio está llevando al restaurante a la ruina. Además, su fuerte carácter, su obsesión por el control y la extrema autoridad con la que trata a sus empleados y a su mujer no sólo están haciendo peligrar el restaurante sino también su familia y su matrimonio. El gran problema de Abraham es su sentimiento de superioridad respecto al resto del servicio de “El bodegón”. Autodidacta desde sus inicios, sus explosiones de carácter son cada vez más habituales y menos sutiles. Y, sí sigue así, a “El bodegón” no le quedan muchos meses de vida.

Alberto Chicote trabajará duro para dar personalidad a un restaurante que la ha perdido por completo, recuperar la identidad que un día tuvo y conseguir que Abraham acepte que con su actitud y su carácter no va a conseguir sino el cierre de su negocio y, probablemente, el fin de su matrimonio. Además, Pesadilla en la cocina afrontará una reforma del local nunca vista hasta el momento y que servirá para relanzar el local y que recupere el esplendor que un día tuvo.