Sonriente y mirando a cámara, es la última foto de María Piedad García Revuelta, en la cena de empresa de la Navidad de 2010.

No se le ve, pero a su lado está sentado su expareja. María y Javier llevaban seis meses separados, aunque se veían todos los días en el trabajo. Ella era cajera y él, encargado de mantenimiento.

Además tenían un hijo en común. Así que, aquella noche, Javier acercó a María a casa sin que a nadie le extrañara y a partir de ahí no se volvió a saber de ella.

Sólo su móvil siguió activo alguna hora más y, supuestamente, María envió un mensaje tranquilizador a su madre. Del mismo estilo a los que Javier mandó a amigos en común para avisarles de que la había dejado en casa, en concreto a las 4:10 de la madrugada del 12 de diciembre.

Así se lo contó a la familia de María Piedad quien, a sus 30 años y con dos hijos, desapareció sin motivos aparentes, de noche y con Javier Sánchez-Toledo, como última compañía conocida.