Gran Canaria se convierte en territorio de búsqueda, la
posibilidad de que le hubiesen sacado de la isla en avioneta o en una
embarcación es descartada. Aunque, en todo momento, se baraja la hipótesis del
secuestro.
Se busca a sospechosos entre los coches que estaban aquel
día por la zona. Un Opel Corsa blanco, un Renault Clio negro... Llegan a
detener a un presunto extorsionador de la familia, y las pistas falsas se
multiplican, como los vínculos con otros casos.
El gimnasio de los horrores de Torres Baena, también en Gran
Canaria y, sobre todo, su jardín suman un nuevo escenario a la investigación. Pero
también un parque infantil en el que encuentran restos óseos que podrían ser de
Yéremi.
Una prueba infructuosa que volvería a darse tres años
después. Sólo que esta vez los huesos aparecen en el solar donde siempre jugaba
Yéremi y justo en el lugar en el que su rastro se perdió para siempre.