Hace casi un año, el Gobierno se sacaba de la manga un anteproyecto de ley bajo el paraguas de un nombre poco concreto. Con la premisa de emprender, el Ejecutivo quería de paso fomentar la inversión en España a cambio de una suculento ofrecimiento: obtener el visado de residencia.

El Gobierno buscaba atraer capital y al tiempo aliviar el alto stock de viviendas que hay en el país. Pero a través de esta vía, el visado no iba a ser barato: para obtenerlo, la inversión en vivienda tiene que ser como poco de medio millón de euros.

De esta medida, que entró en vigor en septiembre, se han beneficiado 81 personas que ya han obtenido el visado por inversión, de las que 72 lo han hecho comprando un inmueble. Rusos y chinos suponen la mitad de estos compradores.

Esto significa que la inversión en inmuebles, a cambio del permiso de residencia, ha alcanzado los 43 millones de euros en los ocho meses de vida de esta ley.

Este visado no conlleva permiso de trabajo y no obliga a residir en España pero se enmarca en una política que busca incentivar la inversión productiva en España. De ahí que este visado no solo se otorgue por la compra de una vivienda de lujo.

También se otorga si el inversor de turno gasta dos millones de euros en deuda pública española, un millón en acciones o impulsa proyectos empresariales de interés general.

Si Eurovegas hubiera seguido adelante, Adelson hubiera obtenido la residencia española. En cualquier caso, este último requisito empresarial sería el más productivo para la economía española: creará 640 empleos y 40 millones de inversión hasta 2019.