En el momento en el que el barco comenzó a irse a pique, se puede oír a las autoridades portuarias preguntando al Capitán Franscesco Schettino si todos los tripulantes del barco abandonarían el buque, a lo que, al otro lado del teléfono, el Capitán dio la orden de abandonar el barco.

Y como poco después se destapó, Schettino fue el primero en acatar la orden. El capitán se puso a salvo dejando a los pasajeros desconcertados en medio de un caos generalizado.E n realidad cinco horas antes de rescatar a todo el pasaje, ya estaba en tierra mientras su barco hacía aguas.

Y así, casi de inmediato, Schettino pasó a la historia como el Capitán Escaqueo. En la pregunta de un periodista sobre si es cierto que fue el primero en abandonar el barco, el capitán asegura que fue de los últimos.  Pero poco aguantó esta versión, justo antes de ser detenido.

En la misma comisaría, forrada sin saberlo de micrófonos, le confesaría a un amigo que nada más inclinarse el barco pensó en cómo salir huyendo de allí. Incluso, ya a salvo en la costa, siguió el paulatino hundimiento del Costa Concordia.

Precisamente, ese parón en su huida para contemplar a distancia el desastre le libró de seguir en arresto domiciliario hasta el juicio. Casi seis meses estuvo Schettino sin salir de casa. En su primera aparición pública no pareció angustiado. Autoconvencido por momentos incluso de su buena gestión de la catástrofe, a Schettino le hemos visto hacer su propia tourneé de exclusivas.

Porque si algo dice de sí mismo Schettino es que es un capitán cumplidor y cordial. Sus 11 años yendo de cruceros, le han convertido en todo un patrón de ceremonias, bodas a bordo incluidas.

Tan confiado, que hasta confía en capitenear más barcos.Domnica Cermortan, testigo del naufragio del Costa Concordia aseguró que el capitán hizo un trabajo extraodinario, aunque su declaración  perdió credibilidad al saberse que esta molvada de 25 años no fue una tripulante, ya que no estaba registrada, aunque si que cenó con Schettino en el barco.