El fuego además del santuario, quemó emocionalmente a los vecinos de Muxia. La Virgen de la Barca es como de casa, y el santuario como un salón o un centro de reuniones, además de ioglesia. El 25 de diciembre de 2013, un rayo cayó sobre el santuario y partió la estructura de la iglesia y el corazón de los vecinos.

Ahora, 450 días de espera después, la obra ha terminado, los vecinos han ido a verla y no les ha gustado.  "Manos arriba, esto es un atraco" clamaban los vecinos. La reforma no les ha gustado nada de nada.

Creen que con los casí 800.000 euros que ha costado, el resultado es pobre. Los vecinos gritaban a los representantes del arzobispado, a las arquitectas allí presentes y al alcalde de Muxía que intentó calmar los ánimos.

Los vecinos tienen en su cabeza lo que el fuego destruyó, y lo que las manos humanas no han reconstruído. Las arquitectas defienden, que las paredes están caladas de humedades, y que la reforma no es definitiva.

Unos mil años de historia acompañan al Santuario, que ha cambiado mucho, y según los vecinos para mal.