En el año 1990 la ley del silencio dominaba las aguas gallegas. La mayor puerta de entrada de cocaína de Europa. Hace 25 años el juez Baltasar Garzón dirigió sobre el terreno la denominada operación Nécora. 350 policías se despliegan en la Ría de Arousa. La justicia saca por primera vez de la impunidad absoluta a los capos gallegos de la droga. Desde el pazo de Bayón se cerraban los envíos de hachís y cocaína que llegaban a tierras Gallegas desde Sudamérica, como paso previo a su desembarco en el resto de Europa.

El juez Garzón firmó más de 60 órdenes de detención, pero no todas en Galicia. Los empresarios Celso Barreiros y Carlos Goyanes son detenidos en Madrid, aunque ambos acabaron siendo absueltos. La operación puso de manifiesto los vínculos entre los narcotraficantes colombianos y los gallegos.

Tres años después de las detenciones se celebró el primer macro juicio por narcotráfico en España, 30 de los 45 procesados fueron condenados, pero la sentencia se cebó con los descargadores y transportistas mientras que Oubiña solo fue condenado por fraude fiscal, el patriarca del clan de los charlines fue absuelto, igual que Alfredo Cordero.

La sentencia golpeó duramente a las llamadas madres de la droga, que durante años denunciaron la actividad de los narcotraficantes y el daño causado entre los jóvenes de la zona. Poco tiempo después la mayoría de los traficantes absueltos volvieron a ser detenidos por delitos similares y condenados a largas penas de prisión.