Como si de un monopoli se tratara, inversores españoles y extranjeros juegan a la compra venta con el mapa español. Crean proyectos, muchos proyectos que al final en la mayoría de casos se quedan en nada. En Barcelona, la Generalitat ideó un gran complejo de ocio al lado de Port Aventura. Lo dejó en manos de un valenciano: Enrique Bañuelos. Las promesas del Gobierno de Artur Mas eran claras, creación de empleo y atracción de turismo con la construcción de nada menos que seis nuevos parques de atracciones.

Bañuelos anuncia que lo deja, el motivo principal es que todavía no se ha creado en el Plan Urbanístico que asegure su inversión. La Generalitat la que se hará responsable, al menos por ahora, de este proyecto.

Un proyecto que llegó justo después de que Sheldon Adelson rechazara construir su casino en Tarragona y apostara por Madrid. Cuatro años de negociaciones y polémicas, muchas polémicas. Los cambios de legislación y los privilegios que pedía el magnate alejaban cada vez más la idea de este macrocasino. El 13 de diciembre de 2013 la corporación de Adelson dió por zanjado el proyecto de Eurovegas.

No hace falta irse lejos para encontrar otro movimiento en el monopoli español, el chino más rico del mundo decidió comprar el mítico edificio de plaza España. Todavía no se sabe que construirá en él, pero sí que desembolsó 256 millones de euros.

Y es Wang Jialin el que vuelve a mover ficha. En este caso tiene en el punto de mira estos terrenos a sólo diez minutos de la Puerta del Sol. Allí quiere construir algo parecido a esto: Restaurantes, hoteles de cincoestrellas y parques temáticos. Un auténtico complejo de ocio que ha devuelto la esperanza al gobierno madrileño. Ahora está por ver si este nuevo megaproyecto sigue adelante o acaba en la casilla de salida.