Queralbs está en Girona, casi en la frontera con Francia y a menos de dos horas en coche con peajes desde Barcelona. El tiempo suele ser lluvioso y no hay ningún supermercado, por lo que los alimentos básicos se pueden comprar en una tienda gourmet. El regidor de cultura del municipio dice que el turismo "es tranquilo porque no hay muchas atracciones". Por su parte, una vecina asegura que "antes había muchos comercios pero ahora ya no hay nada porque los comercios están cerrados".

Para echar gasolina, cuenta un vecino, hay que ir hasta la población más cercanna y para comer hay dos opciones: o un menú del día por 12,95 o pizza artesana y ensalada en otro local con el café a un euro. Destinado a familias, la vida nocturna es prácticamente inexistente y lo único que hay es un local de copas que permanece cerrado.

A pesar de que los precios no llaman la atención, parte del turismo de Queralbs se distingue por su exclusividad y su alto nivel económico con ostentosas casas y coches. La opción más económica, que tampoco barata, es ir a un bloque de apartamentos rurales, donde la noche sale a unos 70 euros. Dos tipos de turismo bien distintos que han visto alterada la calma de Queralbs con el escándalo de Pujol.