Tacos de perca, colas de gamba, cilantro y un chorrito de leche de tigre, para un ceviche a pie de playa. Adriel García, Chef Chiringuito La Guingueta de l’Escribà: "Nosotros queremos que la gente coma bien, a pie de playa, con los pies en la arena, en el mar, el concepto es que el cliente que viene se sienta a gusto, que no sólo coma bocadillos", cuenta.

La alta gastronomía aterriza en la arena de las playas españolas para dejar un buen sabor de boca: "El toque del pescado marinado y el maíz crujiente es una pasada", explican los comensales.

Se acabaron los bocadillos bajo el sol. Ahora un día playero puede combinarse con un refrescante plato de sushi. Piezas de sashimi de salmón, atún rojo y pez mantequilla que se deshacen en la boca.

Y para los paladares más gourmets recién salidos del agua, Bacalao salvaje de Alaska. Va acompañado de unos espárragos verdes, salsa miso, en una hoja de bambú. Listo para servirse en una mesa en primera línea de mar.

Alfonso Aranda, Chef ejecutivo del restaurante Carpe Diem: "Nosotros elaboramos los productos con materia prima, nos viene diaria y son productos elaborados, nos desmarcamos de la típica comida para la playa", explica.

"A pie de playa en plena Barcelona, con sol y buenas vistas, encontrar un producto de altísima calidad es increíble. Algo que era impensable, teníamos una idea utópica de los chiringuitos de playa con comida de baja calidad", describe un cliente.

En esta playa las estrellas, no se encuentran en el agua, sino en los chiringuitos de la mano del Chef Carles Abellán, poseedor de una estrella Michelin, todos los productos son delicatesen. "Queremos romper el estereotipo de la 'comida chiringuitera', todos nuestros productos son artesanos", explican desde Guingueta Abellan, un chiringuito en Barcelona.

Y para bajar los calores del verano, nada mejor que un refrescante zumo biológico, con plátano, germinado de trigo y estevia.

La arena ya no sólo sirve para poner la toalla, ahora los chiringuitos a pie de playa, ofrecen los platos más exquisitos, para seducir a los bañistas más gourmets.