La investigación se
inició a raíz de la denuncia presentada en Huesca por uno de los afectados, que
compró a través de una aplicación de telefonía móvil cinco lingotes de oro
desembolsando por ellos 5.000 euros. Una vez tuvo los artículos, acudió a una
joyería acreditada para que analizaran el material con el que estaban
fabricados y pudo comprobar que eran falsos.
Los investigadores
localizaron a otros tres posibles perjudicados en Barcelona y Madrid,
contactando con los mismos y recomendándoles que efectuaran las
correspondientes pruebas sobre los lingotes que habían adquirido. Estos
compradores comprobaron que, efectivamente, los que les habían vendido eran
también falsos.
Los agentes averiguaron
la identidad del estafador y constataron que se disponía a cometer un nuevo
fraude por lo que procedieron a su detención. En el momento del arresto portaba
ocho lingotes falsificados en sus bolsillos y 4.155 euros.
Durante los registros
efectuados en los domicilios del detenido, en la provincia de Huesca y en la
región de Murcia, se aprehendieron otras setenta y dos réplicas de lingotes, la
mayoría de una importante Fábrica de Moneda de Australia, pero también
procedentes de Suiza, Turquía y Canadá, así como monedas de plata y monedas
conmemorativas de la Ciudad del Vaticano, San Marino e Italia.
El detenido utilizaba
plataformas online para publicar la venta de los lingotes, anunciándolos a un
precio solo ligeramente inferior al precio de mercado. De esta forma, no
generaba desconfianzas por la diferencia de precio y podía llegar a obtener un
beneficio del 1.200%.
Además, los lingotes que
ofertaba se trataban de falsificaciones muy perfeccionadas y que emulaban
lingotes emitidos por la Casa de la Moneda de Australia. Este organismo elaboró
en el año 2015 un documento de consulta publicado en Internet que detallaba
aquellos elementos de sus lingotes que podían advertir de una posible
falsificación para evitar de esta forma fraudes en las operaciones de
compraventa.
El detenido utilizaba el
manual para perfeccionar sus réplicas, corrigiendo detalles que según esta guía
antifraude alertaban de una posible estafa. Entre el material incautado se
hallaron tres lingotes de una etapa anterior a la elaboración de este informe;
el resto de material intervenido ya había subsanado los defectos detectados.
De esta manera, el
comprador disponía de un lingote que superaba el manual elaborado por esta
refinería oficial. De hecho, el detenido sacaba provecho de una de estas
características -un envoltorio plástico con el número de serie grabado- para
convencer a sus clientes de que no efectuaran la prueba del oro, puesto que si
manipulaban este embalaje el precio del lingote se devaluaría.