Junto con el móvil, el portátil, o la botella de agua, el táper es otro complemento indispensable para muchos trabajadores de oficina (y de fuera de las oficinas) de España. Concretamente, un 40% de los trabajadores elige llevarse la comida de casa. Algo que, bien planteado, tiene sus beneficios.

De hecho, diversos estudios señalan que la dieta de aquellas personas que se llevan la comida de casa al trabajo es más saludable que los que eligen comer “de menú del día” en el comedor de la empresa o en el bar de la esquina. Incluso llegando a reducir el riesgo de diabetes entre un 9 y un 11%. Un dato como para pensarse el adquirir el hábito de comer en la oficina.

Un hábito saludable, del cual los japoneses han hecho un arte, como son las cajas de bento. Pero que, si nos descuidamos, también puede ser una fuente de intoxicaciones o bacterias perjudiciales… ¿Te has planteado alguna vez si donde guardas la comida es seguro?

Caja de bento japonés

Seguro que, desde hace algún tiempo, si eres un fan de comprar utensilios de cocina como yo, has encontrado que ahora todas las botellas para tus smoothies, fiambreras, tapas de plástico para el microondas, o recipientes de plástico en general se anuncian como “BPA FREE” o “SIN BPA”. ¿Te has preguntado qué es?

BPA: La controversia del plástico

El BPA son el acrónimo de “bisfenol A”, una sustancia química que está presente en los barnices utilizados en algunos envases metálicos o latas, demás de plásticos rígidos transparentes que se han venido usando para hacer los envases de alimentos. Es decir, los tápers.

Pues el hecho de esté en contacto con los alimentos ha sido motivo de debate desde el año 2006, donde se empezó a mirar este compuesto de otra forma con la aparición de los primeros estudios que lo señalaban como un posible disruptor endocrino (una sustancia que altera el funcionamiento normal de las hormonas del cuerpo, dicho de forma simple). No mucho más tarde, en el 2011 la Comisión Europea prohibió el uso de BPA en los biberones de policarbonato de los lactantes.

Ahí no se quedó la cosa. La restricción aumentará, prohibiéndose totalmente en cualquier plástico o envase que vaya destinado a alimentación infantil, y se limitará su uso para el resto de envases. Concretamente en septiembre de este año. Pero, ¡OJO! A partir de esta fecha se prohibirá su fabricación y distribución, pero si se permitirá vender los restos de stock que hayan sido ya distribuidos antes de septiembre de 2018. Por lo que, mejor si aprendemos a diferenciar dónde podemos encontrarlo y dónde no.

Cuidado donde metes la comida

¿Quién no ha aprovechado el envase donde nos han dado el pollo asado de los domingos para luego guardar una ensaladilla, las croquetas del cocido, o lo que ha sobrado de paella? Un “agua”, un poquito de jabón, y una fiambrera gratis para la colección… ¿Estás seguro que puedes hacer eso?

Aunque los mejores contenedores de alimentos son los de cristal (vidrio para ser exactos), es verdad que son más incómodos por su peso y por su fragilidad. Pero es el material que ha demostrado menor migración de partículas a los alimentos. Y son totalmente libres de BPA, y de otros “enemigos” de la seguridad alimentaria como los PCBs, PBDE, ftalatos, colorantes y otras sustancias potencialmente tóxicas.

Los recipientes de plástico han de cumplir una serie de requisitos para garantizar que transportamos nuestros alimentos de manera segura y evitar la migración de ciertas sustancias y la proliferación de microorganismos que contaminen los alimentos. ¿Cómo sabemos que es seguro? Fijándonos en un símbolo que, sí o sí, tiene que aparecer:

Símbolo de recipientes de plástico

Esta copa y tenedor nos dan la seguridad que ese envase está testado para que contenga alimentos de forma segura. Aunque, si nos fijamos bien, hay otros símbolos que también nos van a dar más información sobre si podemos o no congelar el táper, lavarlo en el lavavajillas o meterlo en el microondas. ¿No lo has mirado nunca? Míralo, y te explicarás muchas cosas. Como por qué se te abomban, pelan o colorean las fiambreras después de un par de usos (¿era un envase de mala calidad? A lo mejor lo has usado para algo que el envase no tenía previsto…)

Información sobre los plásticos

No todos los plásticos son iguales

Pero, de todos los símbolos, a lo mejor el más importante es el que se encuentra dentro del triángulo de reciclado (no siempre, a veces no aparece el triangulo). Un número, unas siglas, … ¿qué nos quiere decir? Nos quiere informar del tipo de plástico del envase. Y, como te habrás imaginado ya, no todos los plásticos son iguales cuando de BPA o riesgos estamos hablando.

Según varias revisiones de grupos de expertos y profesionales, todos los plásticos son seguros. Pero, algunos de ellos pueden tener BPA u otros potenciales tóxicos, y otros no. ¿Quieres saber cuáles si y cuáles no? No dejes de leer este post.

Diferentes plásticos

Tipos de plásticos alimentarios.

Vamos a ir uno a uno. ¿Qué plástico es? ¿Dónde podemos encontrarlo? ¿Es seguro? Atent@:

1. PETE (Polietileno teraftalato): Suele estar presente en todo tipo de botellas de uso alimentario (refrescos, agua, aceites). Su uso es seguro.

2. HDPE (Polietileno de alta densidad): Presente en recipientes de yogur y bolsas de plástico. Es de los plásticos más seguros.

3. V / PVC (Vinilo / Policloruro de vinilo): Presente en envases de condimentos y en ciertos films transparentes. Se debe evitar su uso ya que pueden desprender plomo y ftalatos.

4. LDPE (Polietileno de baja densidad): Presentes en bolsas de plástico y contenedores de alimentos. También son de los más seguros.

5. PP (Polipropileno): Presente en tapas de botellas, recipientes plásticos (el caso que nos ocupa), vajillas plásticas. Son de los plásticos más seguros.

6. PS (Poliestireno): Presente en las bandejas de carne y recipientes desechables. Se deberá de evitar su uso, ya que desprenden alquifenoles estrogénicos, que van a actuar como disruptores endocrinos, como el bisfenol A.

7. OTROS: Suelen ser la opción más segura, ya que son nuevos plásticos biodegradables que resisten altas temperaturas y más duraderos. Suelen estar elaborados de ácido poliláctico, que se extrae del almidón de ciertas plantas.

Es decir, según los expertos, mejor evitar plásticos tipo 3 y 6 para reutilizar y volver a usar con nuestros alimentos. Muchas veces este tipo de plásticos están pensados para un solo uso, lo que es totalmente seguro. Pero, a medida que los vamos reutilizando, empieza a haber cada vez más migración de partículas del envase a los alimentos. Y esto empeora si lo calentamos (como cuando los metemos al microondas), ya que aceleramos el proceso de migración de sustancias.

¿Mi consejo? En casa, mejor vidrio. Y para el trabajo, mejor invertir en plásticos de buena calidad. Y ante la primera señal de fallo del táper (se ha coloreado el plástico con el alimento que conteía, se ha pelado, se ha deformado, …), mejor reciclarlo y adquirir otro.

Y, por supuesto, salud y buenos alimentos.