Parece un milagro. Son ratas parapléjicas, con la médula espinal seccionada, pero se mueven, andan e incluso son capaces de escalar.

Se trata de la primera esperanza real de curación para millones de lesionados medulares de todo el mundo. Y todo gracias a Almudena Ramón, una joven investigadora de Valladolid.

Tras su presentación ante los medios, pondrá todo el empeño en ensayar su método en monos. Lo logra en el Instituto Principe Felipe de Valencia, pero aquí es donde su carrera descarrila.

Ramón llega a trasplantar las células en la médula de un primate, pero el animal desarrolla un cáncer. Al mismo tiempo que denuncia un complot del director del centro para apropiarse de sus logros. Nadie le cree, tampoco el juez. Le prohíben la entrada al centro en 2006 y sacrifican al animal.

Sin laboratorio propio, sin apoyo, sin financiación... a partir de 2011 Almudena Ramón se lanza a conseguir su sueño en solitario. Comienza a dar conferencias, a dejarse ver por todos los foros, a intentar contactos con famosos para recaudar fondos. Con un objetivo, el trasplante en personas.

Reúne financiación a través de actos benéficos y pacientes dispuestos a darlo todo por moverse. Comienza a trabajar en Elche con algunos de ellos, a los que estimula con fisioterapia y promete un trasplante que nunca llega.

Su curriculum le avala. Nadie sospecha que todo pueda ser un fraude y los pacientes se asoman a su web, ahora clausurada, donde se decía claramente que se puede recuperar la movilidad.

Aquí es donde la Guardia Civil sitúa la supuesta estafa a centenares de pacientes, a los que habría cobrado desde 4.000 a 6.000 euros por la realización de pruebas médicas, y sumas de hasta 50.000 por un tratamiento, que se resultaría ser finalmente fisioterpia y homeopatía.

Lidia no pudo acceder pero pagó por adelantado por si podía entrar en la lista de elegidos para el 'milagro'. Nerea afirma que sufrió un auténtico calvario de tortura psicológica y desembolso económico, 50.000 euros, para devolver la movilidad a su hijo.

Enrique Ponce, uno de más implicados en financiar sus proyectos, prefiere esperar a que el asunto se esclarezca. Él, como el resto, creyó en la doctora, cómo no iba a hacerlo viendo a estas ratas parapléjicas andar.

La doctora no habla con los medios después de que su detención el pasado 15 de mayo junto a su pareja. Ambos permanecen en libertad y desde su entorno aseguran que todo es un complot.