En su reunión anual, las élites empresariales hispano-chinas parecen charlar, pero están sentando las bases de transacciones millonarias. No sólo está ICBC, el banco más grande del mundo. También Huawei, el tercer fabricante de teléfonos inteligentes del planeta, Minmetal, la quinta compañía del metal mundial, y la mayor aerolínea china, Air China.

Todos quieren trabajar con ellos. Los currículums buscan el dinero de los otros Wang. ¿En qué otros negocios está metido Wang en España? Uno de ellos, el turismo. El secreto de Wang es que sabe que a España no llegan tantos visitantes chinos como creemos. Este año sólo han venido 300.000, de los casi 100 millones que han salido a recorrer mundo.

Son el mayor mercado turístico del planeta y Wang ya tiene aliados para traerlos a España: la compañía aérea estatal china. Prepara el terreno para la llegada masiva de sus compatriotas.

Los turistas de Wang huyen del sol y la playa. Buscan un turismo cultural y exclusivo. Y lo pagan. Los hosteleros españoles ya les están haciendo hoteles a medida. Visitamos un hotel que cumple a rajatabla las reglas del Feng shui: con habitaciones cuadradas, la cama alejada de la puerta, y con cabecero para tener respaldo en la vida.

Pero no gastan en comida: prefieren el lujo. Estos nuevos turistas de Wang tienen dinero, por eso estos autobuses salen tres veces al día. Casualmente, frente al mítico edificio que acaba de comprar el millonario chino. Van hacia al paraíso de las compras chinas, un outlet de grandes marcas que se ha convertido en la meca de este turismo. Todas las indicaciones están en su idioma. No importa que no se adapten. Como los trajes, les confeccionamos una España a su medida.

Pero, ¿dónde está el responsable de todo eso?  Después de semanas de búsqueda, una experta en inversiones chinas con contactos en el Gobierno del gigante asiático nos lleva al cuartel general del magnate con media España a sus pies. En una oficina alquilada podrían estar decidiendo cómo y cuántos miles de millones de euros entrarán en España.