Les presentamos el libro de recetas del fraude y la evasión fiscal. Comenzamos con un plato ligero: el sándwich holandés. El primer paso es crear una filial en Holanda para transferir los beneficios allí y pagar menos impuestos. Después, mandamos parte de esas ganancias a las Antillas, un paraíso fiscal donde pagaremos todavía menos.

De segundo, cocinamos una trucha. Escurridiza y difícil de pillar. La sociedad trucha viaja por Europa para comprar bienes sin tener que pagar IVA. Al volver a España, vende estos productos a otra empresa pero esta vez con IVA. Hacienda no ve un duro por la transacción y la trucha se lleva cruda la diferencia. Es una operación delictiva.

Para el postre, un doble irlandés. Se trata de crear dos sociedades desde Irlanda, una instalada en un paraíso fiscal, la que tiene los derechos de propiedad intelectual; y la otra en la propia Irlanda donde el puesto para empresas es uno de los más bajos de Europa. Con este truco, la empresa irlandesa asume todos los costes mientras que la del paraíso fiscal gana fortunas sin pasar por el fisco.

Para acompañar estos platos, qué mejor que un buen grupo de mariachis. En concreto 99. Son los necesarios para constituir una de estas sociedades que usan las grandes fortunas para gestionar su patrimonio. Tiene que haber un mínimo de 100 inversores con un capital de, al menos, 2,4 millones de euros. Lo que pasa que el rico pone el 99% del dinero necesario y el 1% restante se divide entre 99 hombres de paja que sólo aportan su nombre a la sociedad. Son los mariachis, así que sólo uno, el que en realidad tiene la pasta, se aprovecha de las ventajas de la SICAV.