Reconocerán la clase media porque tienen una casita o dos, un cochecito o dos y se van de vacaciones casi todos los años. Es un estilo de vida que suena cateto sí, pero no son mala gente. De hecho, son los que sustentan el sistema, el Estado del bienestar y la estabilidad social y económica del país. En definitiva, son los que llenan los grandes almacenes en lugar de las oficinas de empleo. Son los que consumen, generan negocio y activan la economía.

Por acotar, en España son de clase media los que ganan a grosso modo entre 18.000 y 40.000 euros al año. Sin embargo, basta con salir a la calle para darse cuenta que cada vez son menos. Antes de la crisis, el 50% de los españoles era de clase media. Ahora, la cifra no llega a 46 y bajando.

La clase media española es un dinosaurio en peligro de extinción y los asteroides que amenazan con aniquilarla por completo son dos: uno; los sueldos que están cayendo en barrena mientras los precios no paran de subir, y dos; los impuestos que se ceban con ella, las subidas del IVA y del IRPF no han ayudado precisamente a fomentar las compras.

¿Y todo esto qué genera? Pues un desplome del consumo. Por ejemplo, cada vez se compran menos viviendas y menos coches. Los dos bienes por antonomasia de la clase media. De hecho, llevamos con las matrículas que empiezan con ‘H’ de ‘hasta’ y de ‘huevos’ desde diciembre de 2010, cuando antes cambiaban de letra cada dos años.

Es evidente y no hay quien lo pare. La clase media en España tiene los días contados. ¿A que no se lo imaginaban?