Entre la rodilla y las caderas, el rey lleva encima más titanio que un Lotus. A sus 75 años, lo han operado 13 veces, así que, sin querer ser agoreros, es normal que 'El Españolisto' se preocupe por el futuro de la Corona.

Pero, en principio, no va a pasar nada. Don Juan Carlos seguirá siendo rey. Tan sólo dejará de asistir a actos oficiales, como ya hizo en sus anteriores convalecencias, y la vida seguirá su curso.

Durante esta especie de 'baja' del rey, el príncipe Felipe podrá representarle en algunos actos oficiales, pero no sustituirle en sus funciones como Jefe del Estado. Es decir, no podrá sancionar y promulgar las leyes, convocar elecciones y referendos, disolver las Cortes, acreditar embajadores, hacer de capitán general de todos los ejércitos y declarar la guerra... lo típico.

Porque todas esas son labores constitucionales del rey, y sólo puede hacerlas el rey, a no ser que abdique. Y, según parece, a don Juan Carlos, lo de abdicar no se le ha pasado por la cabeza. La corona es suya y se la lleva.

La única alternativa para evitar el vacío de poder en el que estamos, sería algo así como una regencia temporal. Según el artículo 59 de la Constitución, si el rey es declarado inhábil por enfermedad y las Cortes reconocen esa incapacidad, el príncipe podría realizar las funciones del Jefe del Estado, ya que es mayor de edad.

Pero ya les digo que esta opción es muy poco probable. A lo mejor, para la próxima operación del rey ya le han dado un par de vueltas y se lo plantean, pero no les aseguro nada, porque ya sabe que las cosas de palacio van despacio, y si además llevan muletas, ni te cuento.