A pesar del desencuentro que tienen Sergio y Jesús, han empezado a entenderse, después de que el empleado le contara al jefe infiltrado sus problemas económicos y familiares. Al terminar el trabajo el trabajador invita a Jesús a su casa para que conozca a su mujer y sus hijos. La mujer le explica que luchan para que sus hijos tengan algo mejor que ellos, “que puedan ser alguien esta vida, que no acaben de don nadie y doña nadie como sus padres”.