Intuitivo, exigente y muy trabajador, Antonio sabe que muchos de sus colegas no hacen bien su trabajo y en ocasiones no cumplen su palabra. Quiere limpiar el nombre de su oficio y exigir que los causantes de daños y sueños rotos asuman su responsabilidad y jamás repitan una mala práctica. Antonio Hernández analizará los problemas ocasionados, será testigo de las difíciles y emotivas historias de los afectados y recogerá todas las pruebas necesarias para investigar al presunto responsable.

La consecuencia de tales prácticas se han hecho sentir en dueños de casas, familias y allegados a las que les ha cambiado la vida y no precisamente como ellos pensaban. Una pareja al borde de la ruptura debido a los problemas con su nuevo hogar, un caso de adopción en vilo por culpa de una obra inacabada, una familia que ha perdido los ahorros de toda una vida por una casa que no han recibido o el sueño de un jubilado truncado por un constructor poco profesional.

Una vez localizado al responsable de la obra, Antonio le pedirá explicaciones y le exigirá que termine el trabajo que una vez comenzó.

Se  enfrentará a Jefes de obra descarriados, constructores “chapuzas”, profesionales que no cumplen su palabra, reincidentes que dejan tras de sí un reguero de afectados, personas que utilizan la construcción para su propio beneficio sin importarles jugar con los ahorros de familias enteras o constructores metidos en una espiral de deudas.