La vida en los pueblos es muy diferente y Berto Romero analiza las ventajas y desventajas de vivir allí. El cómico piensa que "En Madrid los padres tienen miedo a dejar a los hijos solos en la calle porque no saben quién hay dentro de Dora la exploradora".

Cuando se trata de reivindicar los derechos, los monologuistas de El Club de la Comedia no tienen tapujos, como Xosé Touriñán que profundiza sobre los gallegos y la monarquía: "Estamos orgullosos de Froilán como heredero de la corona de Lugo, ¡será el que acabe con la familia real!".

Está claro que la tecnología nos está cambiando la vida y Leo Harlem prefiere los medios de toda la vida: "Yo he viajado con un sistema primitivo 'SLC': Siguiendo Los Carteles". Además, critica el uso excesivo del GPS: "La gente lo pone hasta para bajar la basura, nos hemos vuelto gilipollas".

Y, hablando de cambios, las nuevas generaciones de jóvenes llamadas'millenials' traen de cabeza a padres como Agustín Jiménez, que no entiende nada de lo que dice su hijo : "No le entiendo cuando habla. Le miro y pienso, '¡coño, vivo con Shakira!'" y piensa: "¡Me lo han reclutado los yihadistas!".

Si algo tienen los humoristas que se suben a las tablas es una gran "bondad", ¡que se lo digan a Ernesto Sevilla! que se considera"una buena persona" porque le gustan los animales, sobre todo el ornitorrinco, un animal que junto a "Kiko Rivera es la demostración de que dios tiene sentido del humor". Sevilla, además, aprovecha para hacer un spoiler en su monólogo, es lo más parecido a un "Hitler del entretenimiento".

La visita de Salva Reina provoca que el monologuista se sincere ante el público y hable de su juventud y sus experiencias sexuales: "Durante el sexo se pierde la dignidad y se dicen tonterías como 'te quiero'". Además, denuncia que "estamos criando una juventud que no va a llevar a nada bueno".

En el Club de la Comedia también hay momentos para análisis más serios como el de Quequé y el mundo 'cuqui' del que piensa que "estamos viviendo bajo su fascismo". También explica que "siguiendo esa filosofía igual Hitler sólo perseguía un sueño".

Trabajar en 'El Club' es un trabajo muy estresante por eso a Dani Rovira le encanta darse masajes aunque en su monólogo cuente la mala experiencia que tuvo con Ron, un chino que parecía haberse convertido en Goku para matarle. Tal era la fuerza del masaje que pensó que "le habían clavado un arpón".

Los monólogos de nuestros invitados se caracterizan por hablar de temas profundos y J.J Vaquero aprovecha para analizar la evolución de la comida, los políticos y los perros. Vaquero se confiesa y destaca que su carlino "te mira como si hubiera terminado da hablar y te tocara ahora a ti" pero que "con Rajoy, en cambio, el perro pensaría que le tocaría hablar".

¿Qué hacen los monologuistas en el descaso de 'El Club'? Agustín Jiménez lo tiene claro y analiza las revistas masculinas con las que todos los hombres se entretienen, donde "fotografían a futbolistas con una pose como si tuvieran estudios". Jiménez habla también sobre un famoso spot para encontrar el amor: "El anuncio este 'para solteros exigentes' ¿de verdad creéis que estoy 'pa' exigir? ¡si yo suplico!".