Natalie Burtina, de 23 años, es una madre primeriza que llegó a pesar 153 kilos después de dar a luz. Una imagen que no le gustaba, tanto que ni siquiera quería mirarse en el espejo. "No podía soportar verme en el espejo. Me sentía avergonzada", ha relatado Natalie a Daily Mail.

La joven australiana dio a luz a los 20 años a un niño autista que pesó cuatro kilos. Reconoce que tras el parto se descuidó y que debido a eso, comenzó a ganar peso, porque dedicaba la mayor parte del tiempo a cuidar de su pequeño.

"Después del parto perdí el control. Simplemente ya no me importaba, pero estaba realmente incómoda con mi imagen", ha contado. Además, la joven confiesa que se "sentía avergonzada" al mirarse al espejo.

Hasta que por el su bien y el de su hijo decidió poner punto y final a los malos hábitos que la habían llevado a pesar 153 kilos. Comenzó andando dos kilómetros al día y manteniendo una alimentación saludable. "Cada vez me sentía mejor, así que decidí apuntarme al gimnasio", ha confesado Natalie.