María José es una de las miles de voluntarias que participan en la 'Gran Recogida' de Madrid. Conoce de primera mano las necesidades de quienes piden ayuda para comer. "O comías o pagabas... no podías hacer las dos cosas", explica.

Un tiempo atrás, ella fue beneficiaria del Banco de Alimentos: "Lo más duro para mí fue llegar a la Iglesia y pedir ayuda a mi cura y decir: Gonzalo, necesito alimentos".

Ahora, recuperada económicamente, devuelve la ayuda que un día le prestaron. Y se siente plena: "Te sientes bien. No sé como explicarlo, pero tu corazón se engrandece".

Leonor también se siente satisfecha: "Feliz, me siento feliz. Sirvo para ayudar a gente como estaba yo". Hace un tiempo recibió ayuda del Banco de Alimentos de Valencia. La comida era importante, el apoyo psicológico que encontró lo fue aún más.

"Cuando vine a pedir ayuda al Banco de Alimentos por primera vez, era una persona separada con dos hijos y vine a pedir ayuda porque no llegaba a fin de mes. Tenía para pagar la casa pero no para comer", añade Leonor.

Dicen que es de buen nacido ser agradecido. Ahora colabora ordenando cajas, en la oficina o que haga falta. Y lanza un mensaje para los que están faltos de esperanza: "De todo se sale. Que es duro, es muy fácil decirlo, pero de todo se sale".