Alana McMullen, de 17 años, empezó a sentirse enferma y con vómitos, por lo que fue al médico en varias ocasiones, pero en ninguna de las citas consiguieron realizarle un diagnóstico adecuado, según informa People.

Un día, mientras estaba de camino para jugar un partido de baloncesto, se puso lo auriculares para escuchar música, pero no oía nada por el oído izquierdo. Después de someterse a varias pruebas, los médicos especialistas descubrieron que la joven tenía un tumor de cinco centímetros en el cerebro. Para Ethan fue una noticia devastadora: "Cuando vi a mi hermana, ella estaba sonriendo como si nada hubiera pasado y eso me inspiró de alguna manera a ser fuerte".

Tras una cirugía de nueve horas en el Hospital Le Bonheur Children en Tennessee, los médicos le extirparon el 90% del tumor y le quedó una gran cicatriz en la parte posterior de la cabeza. Después de la operación Ethan fue a la peluquería y pidió que le realizasen un corte de pelo que imitase la cicatriz que su hermana tiene en la cabeza.

"Quería que ella viera que no está sola en esto, que tiene a mucha gente apoyándola. Pensó que fue muy bonito lo que hice", cuenta Ethan. "Es genial. No sabía que fuera a hacerlo y menos tan pronto. Pensé que iba a esperar un poco. Ni siquiera vi mi cicatriz hasta que me enseñó esa foto de su peinado. Esa fue la primera vez que la vi", explica Alana.