Un vertido desconocido de aguas fecales en la playa de Laño, en Poio (Pontevedra), ha provocado que la Xunta de Galicia coloque la bandera roja y desautorice el baño en sus aguas.

Esta medida no ha sido bien recibida entre los vecinos y los comerciantes de la zona, muy turística según han indicado. Consideran que esta situación va a hundir el beneficio económico que suelen obtener durante los meses de verano.

"La terraza está absolutamente vacía. Ya no haremos la caja que hicimos el año pasado, ni mucho menos", ha declarado la dueña de un restaurante ubicado en las proximidades de la playa.

Desde el Ayuntamiento de Poio también denuncian que se deniegue el acceso a la playa. Opinan que se trata de un vertido puntual ya solucionado, puesto que ayer realizaron un contraanálisis para comprobarlo.

Una normativa europea obliga a cerrar las playas que hayan sufrido vertidos continuados. No obstante, muchos vecinos confían en su alcalde y ya han comenzado a saltarse dicha prohibición. 

"Me he estado bañando esta semana y no he tenido ningún problema", comenta un joven que ha decidido nadar en el agua pese a las advertencias.

También se izaba la bandera roja este martes en una playa de Ferrol. En esta ocasión, un atasco en la red de sumideros provocó un vertido de aguas residuales. Como en Poio, en esta zona tampoco se hace mucho caso a las advertencias de riesgo, aunque finalmente se volvió a abrir horas después.

"Aquí te puedes bañar, no pasa nada", asegura un mariscador.

Sin embargo, disfrutar de un baño en aguas que contengan residuos fecales puede provocar problemas en la piel, respiratorios y enfermedades graves.