Alejandro Martínez Singul es uno de los violadores reincidentes más conocidos. En 1993 fue condenado a 65 años de cárcel por diez agresiones sexuales. Salió de prisión en 2007 tras cumplir 16 años de condena. Tan sólo un año después, volvió a reincidir.

"La prisión por sí sola no es transformadora, necesitarían un tratamiento muy especializado y muy intenso, en algunos casos puede llegar incluso a ser necesaria una castración bioquímica", explica Virginia Valdominos, psicoanalista.

En 2004, Pedro Jiménez aprovechó su permiso penitenciario de tres días para violar, torturar y asesinar a dos mujeres policías. El juez que autorizó su salida de prisión no valoró bien el riesgo. "No sólo porque haya realizado unos cursos o porque su comportamiento dentro de prisión sea adecuado ya ésta persona tenga el derecho de salir", señala José Ángel Anta, criminólogo.

Según un estudio realizado en las prisiones catalanas, sólo el 6% de los presos por delitos sexuales reincide tras salir de la cárcel. Pero cualquier nuevo caso que sale a la luz, como el protagonizado por Tomás Pardo, vuelve a abrir el debate sobre la posibilidad de reinserción de estos violadores en serie.

Nuestras leyes penitenciarias tienen como objetivo la reinserción y reeducación de los reclusos. Las asociaciones de víctimas de agresiones sexuales piden un trato distinto para estos violadores reincidentes.