En Friol los feligreses ya no entran a misa. Desde hace dos meses, se quedan en la puerta de la iglesia porque se han llevado a su párroco.

El cura se ha encargado en los últimos 13 años de doce parroquias de Friol y dos de Guitiriz, en Lugo. Ahora, el obispado lo ha trasladado al sur de la provincia sin saber los motivos. Los feligreses no entienden por qué.

"Es estupendo como persona, como párroco, las tiene todas", cuenta una vecina de Friol.

Ahora esta es su misa de cada fin de semana. Manifestación, cánticos y pancartas para recuperar a su párroco más querido.

En un comunicado, el obispado de Lugo dice que los curas aceptan sus destinos voluntariamente, sin imposición o coacción y que todo se debe a una distribución racional del clero.

"Parece mentira que estemos en una democracia", confiesa una vecina del municipio.

Una versión que no convence ni a feligreses ni al Ayuntamiento. El alcalde, del Partido Popular, valora nombrar al obispo persona non grata y no ahorra calificativos para él.

"Me he encontrado con una actitud totalmente prepotente, dictatorial y nunca me expuso esa posibilidad de revocar su decisión", asegura José Ángel Santos, alcalde de Friol.

La oposición socialista apoya la lucha de los vecinos, pero pide diálogo entre las partes. "Lo que pedimos es que se tiendan puentes de diálogo y que nos permitan encontrar una solución satisfactoria para todo esto", solicita Álvaro Santos, portavoz del PSOE de Friol.

Las manifestaciones siguen y el mensaje lo tienen claro. "Misa no sin don Ramón", gritan los vecinos.