Después de 15 horas de formación, Seydou Togola ha pasado de ver que la mutilación genital femenina es "algo normal, porque todo el mundo lo hacía" a pensar que "es una discriminación hacia las mujeres". El Ayuntamiento de Bilbao ha creado una iniciativa, para hombres y mujeres de países donde se practica, para que decidan por ellos mismos qué quieren para su familia.

La reacción es inmediata. "Mi hija o mi hermana no le voy a aceptar que se practique ", asegura Lamine Diallo, agente contra la ablación. Otro participante, Mammadou Sisokou, cuenta que cuando salió del curso llamó a su madre y a todo la familia para decirles que a su hija "no la tiene que tocar nadie".

Una posición a contracorriente que tienen que defender cuando viajan a sus países, allí deben estar ojo avizor. "Salen, van de compra, y llega la niña a manos de alguien y pueden decir ya que se ha ido el padre aprovechamos", explica Seydou Togola.

Su familia piensa que les han comido el coco y velan por una decencia que consideran en riesgo. "Creen que es una tradición, les han inculcado que es algo que si no se hace son impuras", recuerda Itziar Urtasun, concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao.

Pero ellos no sólo perseveran sino que difunden lo aprendido. "Hablando con otros líderes religiosos, hablando con otras personas de la comunidad", asegura Goizane Mota, técnico de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao. A partir de ahora, estos padres, tíos y hermanos, velarán por la felicidad de tías, sobrinas y hermanas que casa día serán más numerosas.