Pablo vive con una bala en el pecho desde que su vecino le disparó. En el momento de la detención, el hombre salía de casa custodiado por más de cinco agentes y entre gritos y abucheos.

Ocurrió el 23 de julio de 2013 en el barrio de San Blas, en Madrid. El menor, de 11 años en aquel momento, se encontraba jugando al fútbol cerca del portal de su casa con un amigo cuando sufrió un disparo. Lo ha contado en el juicio.

"Cuando llegó nos dijo que no hiciéramos ruido, que quería dormir. Me acuerdo que cuando sentí el impacto, me caí para atrás y vi cómo metían algo por la ventana del primer piso. Después, cerraron el visillo", ha explicado el menor.

Durante el juicio, el acusado se ha mostrado tranquilo en todo momento. Ha negado ser el autor del disparo y ha asegurado que cuando sucedió todo él estaba paseando a su perro.

Sólo ha reconocido que en alguna ocasión el ruido que hacían los niños le molestaba porque no le dejaban dormir. Así contaba el propio Pablo que a él también le regañó por hacer ruido más veces: "Me echó la bronca porque quería dormir y decía que le estábamos molestando".

El acusado se ha marchado con la cara tapada y sin hacer declaraciones. El fiscal pide para él siete años de cárcel.