Su entorno se sigue sorprendiendo por la autoría de los atentados perpetrados en Barcelona y Cambrils. En ningún momento sospecharon de la radicalización islámica de sus vecinos y compañeros; y más cuando recuerdan el modo de vida y los pasatiempos en los que los 12 jóvenes de la célula terrorista de Ripoll gastaban sus horas.

Fútbol, escalada, coches... eran algunas de las aficiones de los jóvenes radicalizados antes de llevar a cabo los atentados en Cataluña. Las familias de los terroristas coinciden en señalar a "alguien que busca jóvenes con la cabeza pequeña" como culpable de su radicalización e insisten en que ese proceso se ha dado en España.