La empresa defiende que su intención es ser transparentes. El comité de empresa dice que fue sólo un accidente leve. Asegura que los niveles de mercurio en el aire son normales.

Los trabajadores enfermos no se creen esas afirmaciones. Siguen preocupados por saber si durante años pudo haber un escape de mercurio que no se detectó y el impacto que puede tener para su salud.

“Son fugas que tienen ahí y eso se inhala todo”, denuncia David Peláez, un trabajador intoxicado por mercurio

Ni siquiera la mascarilla les protegía de los gases. Tras dos semanas de trabajo, Rodrigo Natal se empezó a encontrar muy mal, su análisis de sangre confirmaba 512 microgramos de mercurio cuando el límite son 15.

“Me empecé a encontrar mal, tenía taquicardias. Estaba sentado en el sofá y el corazón se me aceleraba. Las encías las tenía tan hinchadas que no podía ni comer”, cuenta Rodrigo.

Pero el representante de los trabajadores en el comité de empresa, Roberto Suarez, le quita importancia a la denuncia del medio centenar de trabajadores intoxicados y exime de responsabilidad a la factoría Asturiana de Zinc.

“No hay mercurio en el ambiente y hay que trasmitir tranquilidad”, afirma el representante de los trabajadores. Declaraciones que no convencen a los trabajadores intoxicados.
Nadie les  avisó de nada y tres meses después del envenenamiento más grave de España, Asturiana de Zinc dice tener abierta una investigación aún sin conclusiones.