La doctora Pilar López Criado, oncóloga médica de MD Anderson Cáncer Center Madrid, ha señalado que la relación entre el cáncer y el tabaco es un vínculo que se ve de forma clara en el caso de los tumores de vejiga.

En 2015, se diagnosticaron más de 21.000 casos de cáncer de vejiga en España (17.439 en hombres y 3.564 en mujeres), lo que sitúa a este tumor en el quinto lugar en cuanto a incidencia en España, según datos publicados por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Por ello, la oncóloga Pilar López Criado recuerda la importancia de dejar de fumar, incluso aunque el cáncer ya haya sido diagnosticado porque "es un factor de buen pronóstico que implica una mejor evolución del cáncer en términos de respuesta y supervivencia".

El tabaco condiciona el tratamiento oncológico de los pacientes, tal y como ha desvelado el descubrimiento del genoma: los pacientes oncológicos fumadores tienen un perfil genético completamente diferente al de los pacientes oncológicos no fumadores, ya que el tabaco cambia el perfil molecular, genera unas mutaciones que no existen en las personas cuyos cánceres no dependen del tabaco.

Y esto tiene un impacto directo en los tratamientos, ya que por ejemplo, mientras que la inmunoterapia es más eficaz en pacientes fumadores porque son personas con mucha más carga de mutación, los tratamientos dirigidos a una alteración genética determinada son más habituales en pacientes no fumadores. Además, en general, los pacientes oncológicos no fumadores tiene una mayor tasa de supervivencia global.

Por ello, prácticamente el 90% de los pacientes oncológicos deja de fumar, aunque también hay que ser consciente de que el tratamiento de un paciente calificado como gran fumador (más de dos paquetes al día) implica más dificultades que el tratamiento de un paciente no fumador, ya que este suele tener más problemas vasculares y respiratorios.

En los casos en que el paciente no deja de fumar, el tratamiento es todavía más duro, ya que la tolerancia a fármacos es peor y son pacientes con una reserva pulmonar disminuida, por lo que no aguantan bien la radioterapia y tienen una incidencia mayor de problemas respiratorios e infecciones. Además, se incrementan las complicaciones respiratorias, aumenta la incidencia de problemas en la boca y normalmente empeora también el estado nutricional del paciente.