En 2007 una chica de 15 años fue detenida en Pará, Brasil, por intentar robar un teléfono móvil. La jueza que llevó su caso ordenó su detención y su ingreso en prisión pero al no haber celdas en el pabellón de las mujeres fue llevada a la de los hombres.

Según se apunta en el expediente, la jueza recibió una carta en la que la Policía alertaba que la joven podría sufrir una agresión por parte de los presos y solicitaba su traslado "urgente" pero la petición fue atendida después de 20 días. En ese intervalo de tiempo la joven fue violada, torturada y obligada a tener sexo a cambio de comida.

Ahora el Consejo de Justicia de Brasil ha suspendido dos años de su cargo a la magistrada pero, a pesar de no poder ejercer su profesión, seguirá recibiendo un salario proporcional al tiempo trabajado según han informado varios medios locales.