Un turista británico, Harry Atwal, se jugó la vida para que el pequeño Julian no muriese solo. Le acarició el pelo hasta que los trabajadores de emergencias se lo llevaron. La imagen ha dado la vuelta al mundo y muchos periódicos ilustraron el atentado con ella.

Las víctimas del atentado también han tenido su homenaje en los Mundiales de Natación para veteranos, en Budapest, aunque no como se hubiera querido. La Federación Internacional de Natación se negó a guardar un minuto de silencio, así que uno de los nadadores se lanzó al agua justo 60 segundos después que sus contrincantes. Fernando Álvarez, el hombre en cuestión, asegura que se lo tomó "fatal" y que le pareció un "absurdo".

Otro héroe, el dueño de una heladería que ve pasar la furgoneta de los terroristas por las Ramblas e, inmediatamente, deja entrar a los que huían del caos. "Automáticamente te vienen a la cabeza los atentados, saben que no es un caso aislado, algo fortuito", ha expresado.

También ha sido día de homenajes. Emocionante y sentido adiós en Rubí a Xavier y Francisco, el pequeño de tres años y su tío abuelo muertos en el atropello de Barcelona.

Y también homenajes a Pau Pérez, de 34 años, el hombre al que asesinaron para robar su coche. Su cuerpo sin vida se encontró en el asiento trasero de su coche. Es la víctima mortal número 15. Sin la intervención de las fuerzas de seguridad, la cifra podría haber sido mucho más alta.