La cuenta atrás ya ha comenzado. El hospital de Alzira, gestionado por la empresa privada Ribera Salud, pasará enteramente a manos públicas en un año. Algo que, para la Generalitat Valenciana, sólo traerá mejoras, según asegura Carmen Montón, consejera de Sanidad de Valencia: "Desaparece el beneficio empresarial que necesita obtener la empresa privada".

Un beneficio que, según el gobierno valenciano ahora podrá destinarse a aumentar la calidad de los servicios y los derechos de sus trabajadores. Aseguran que no habrá despidos. "La cartera de prestaciones sanitarias será la misma y los trabajadores van a continuar en su puesto de trabajo", añade Carmen Montón.

A pesar de la tranquilidad que intenta transmitir la Generalitat, Ángeles López, enfermera en este hospital desde 1999, confiesa que, entre los trabajadores existe mucha incertidumbre y miedo: "Ribera Salud está introduciendo entre los trabajadores un sentimiento de inseguridad".

La gran preocupación sigue siendo el paciente, al que lanzan un mensaje muy claro: "Va a asistir a su médico y va a tener a sus mismos profesionales y haciendo lo mismo que hasta ahora".

La empresa sostiene que su gestión es buena, les respaldan los buenos resultados y económicamente hay estudios que demuestran que su modelo de gestión sale hasta un 20% más barato. Sólo ve un motivo para no renovar el contrato, según afirma Javier Palau, director general del Hospital de Alzira: "Un motivo ideológico es un motivo político. No me lo invento yo. Eso, en la hemeroteca seguro que lo podéis encontrar".

Un primer paso hacia la desprivatización de la sanidad pública que podría trasladarse al resto de España.