Ni las vallas pudieron parar la rabia de las familias de Marina y Laura, las dos jóvenes presuntamente asesinadas por Sergio Morate. Varios policías tuvieron que sujetarles e impedir que se abalanzaran contra el sospechoso mientras éste salía del furgón para su primera sesión del juicio.

Dentro de la sala, su gesto durante más de 4 horas ha sido el de una mirada fija, serio e inmutable, ni siquiera cuando escuchaba cómo mató presuntamente a Marina "apretando dicha brida hasta acabar con su vida causándole la muerte por asfixia mecánica por estrangulación".

Y cuando ha llegado su turno de declarar, su respuesta ha sido: "Me acojo a mi derecho a no declarar". Son las únicas palabras que ha pronunciado Sergio Morate, que se enfrenta a 48 años de cárcel.

Quienes sí van a declarar van a ser los familiares de las dos jóvenes, que después de los gritos a Morate a su llegada, no han podido entrar dentro de la sala al ser testigos en el juicio.