Al ritmo de 'Bella Ciao', los 60 migrantes y la tripulación del Open Arms celebraban la llegada a aguas españolas, donde hasta los delfines les dieron la bienvenida. Y es que al fin han pasado página, la página de la muerte o la esclavitud, la de años de penurias en Libia.

Durante la travesía, algunos como Elvis ya han empezado a aprender castellano. Él es el ejemplo del infierno que muchos han vivido, ya que fue secuestrado en Libia y encarcelado cerca de dos años con el cuerpo lleno de cicatrices por las palizas que recibía. Finalmente logró escapar y un anciano libio le refugió en su casa, donde le curó las heridas y le pagó su plaza en la barcaza remendada con cinta aislante en la que embarcó.

Ahora quieren saber todo de Europa, el que consideran su nuevo hogar. Judith cuenta que nunca perdió la fe en alcanzarla: "En mis sueños veía al barco español en el mar". Ella huyó con su hijo Kinglsey de la violencia de República Centroafricana.

De Camerún vino Honoré, que narra el momento en el que comunicó a su familia que iba a Barcelona: "Dijeron 'por la gloria de dios', mi hermano mayor por fin está a salvo. Ahora los 60 están esperanzados en el futuro tras dejar atrás todo lo que han tenido que sufrir.