La buena noticia es que gracias a esas denuncias han sido detenidos cinco hombres. Dos de ellos están a la espera de juicio mientras que los otros tres han reconocido su delito y ya han sido condenados.

La última agresión se produjo en un bar del centro de Pamplona, donde un individuo trató de soprepasarse con una chica e incluso llegó a tratar de tocarle los genitales. Fue detenido pronto y reconoció sus delitos por lo que ha sido condenado a ocho meses de cárcel. La premisa de las instituciones es clara e inamovible: cualquier intento de agresión será perseguido.