Ambos son dos enfermeros que no pudieron despegar la mirada del cachorro cuando se encontraron con él. "Es un perro brillante y su discapacidad no le ha hecho ser un cachorro infeliz", explica la pareja en una entrevista que han ofrecido al diario Mirror.

Andy y Lorraine no pudieron llevarse a Bentley en un primer momento, pues el perro necesitaba recuperarse hasta estar en plena forma para viajar a un nuevo hogar. No obstante, sus nuevos padres, lejos de desinteresarse, visitaron continuamente al animal durante seis semanas hasta que pudieron sacarlo del centro.

Ahora, Bentley camina con férulas y vendajes para curar sus patas, lo que no le impide disfrutar de su nuevo hogar.