Horas después del inicio del incendio más mortífero de los últimos años en Portugal, la imagen es desoladora en la zona de Pedrógao Grande. cuatro focos continúan activos, habiéndose reactivado dos de ellos debido al fuerte viento y a las altas temperaturas.

Los casi 700 efectivos desplegados por el gobierno portugués trabajan sin descanso pero están desbordados. Algunos vecinos que han tenido que sofocar con sus propios medios las llamas se quejan de la falta de ayudas. "No hemos dormido, ni hemos comido. Esta es la situación", cuenta una de las víctimas.

Otros aún no asumen que su localidad ha desaparecido pasto de las llamas. "Fue como un tornado con viento. Ardieron aldeas enteras con muchísimos muertos", relata otra de las testigos de la tragedia. El incendio, cuyas consecuencias son visibles ya desde el espacio, ha dejado al menos 61 muertos.

Según las autoridades portuguesas, el habría sido provocado por un rayo. "La peor situación se dio en uno de los focos; particularmnete, en una carretera cercana al incendio", ha destacado el primer ministro portugués Antònio Costa. Fue en una vía rodeada por árboles en la que fallecieron la mayoría de las víctimas.

Europa ha puesto en marcha el mecanismo de protección civil y lucha contra incendios y mandará ayuda a un país que en estos momentos intenta frenar más de 156 incendios en todo su territorio.