Pearl Fernández y su novio, Isauro Aguirre, serán juzgados por el asesinato de Gabriel Fernández, hijo de la acusada, en 2013, al que sometían a palizas diarias por considerar que el niño podía ser homosexual.

En el caso de Gabriel están imputados por negligencia cuatro miembros de los servicios sociales al permitir que el chico permaneciera en casa y continuara siendo abusado, ya que minimizaron las heridas físicas que sufría en sus visitas a la vivienda.

Gabriel, era obligado a comer heces de gato y vómito, presentaba quemaduras de cigarros en su cuerpo, y era obligado a acudir al colegio vestido de niña ante la pasividad de los servicios sociales. El padrastro podría ser condenado a pena de muerte.

Según declaró el fiscal del caso en la agencia de noticias local 'City News Service', este no se trata de un delito cometido por una enfermedad mental, si no que "lo hizo porque no le caía bien, creía que Gabriel era gay y para él, eso era algo malo. Le movió el odio hacia el niño".

Los acusados se declararon inocentes de la muerte del menor y aseguraron no haber tenido nunca la intención de acabar con la vida de Gabriel. La madre será juzgada por malos tratos y por participar indirectamente en el asesinato.