El suceso tuvo lugar en 2014 en Palma, cuando el acusado contrató los servicios sexuales de la mujer y la llevó en su coche a un descampado donde, según el relato del fiscal, "comenzó a comportarse de forma autoritaria". El hombre la agarró por el pelo y le dijo a la mujer que si hacía todo lo que le ordenase no le pasaría nada.

No era la primera vez que el acusado la contrataba y, en anteriores ocasiones, no se habían producido incidentes. La acusación pública pide por los hechos ocho años de prisión, así como una medida de alejamiento de la víctima durante diez años.

Según la Fiscalía, el hombre obligó a la prostituta a consumir cocaína e incluso le inyectó una sustancia sedante, colocó una cámara de vídeo y le dijo que quería hacer una película pornográfica. El agresor le obligó a posar, realizar diferentes prácticas sexuales y la forzó. El fiscal también pide una indemnización de 6.000 euros para la víctima por los daños morales.