La tormenta tropical Ophelia se transformó en el décimo huracán de la actual temporada en el Atlántico, tras alcanzar vientos máximos sostenidos de 75 millas por hora (120 kilómetros por hora, informó el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU.

El huracán de categoría 1, se sitúa este de la cuenca atlántica y se mueve con dirección este a 3 millas por hora (6 kilómetros por hora). En la trayectoria pronosticada, Ophelia pasará este fin de semana entre los archipiélagos portugueses de Azores y Madeira, para posteriormente continuar hacia Gran Bretaña.

En su último boletín, el CNH, con sede en Miami, sitúa el próximo lunes a Irlanda en el cono de trayectoria de este fenómeno meteorológico, aunque ya degradado como tormenta tropical. De esta manera, la costa de Galicia desaparece de una previsible trayectoria del ciclón, tal como sí se pronosticaba en los anteriores boletines de este centro meteorológico.

El huracán experimentará una "lenta desviación hacia el noreste", seguido de una "aceleración hacia el este-noreste o noreste", de acuerdo al boletín del CNH. Los vientos con fuerza de huracán de Ophelia, que podría incrementar su potencia en los próximos dos días, se extienden hasta 25 millas (35 km) desde su centro, mientras que los de tormenta tropical hasta 70 millas (110 km) indica el CNH.

El fortalecimiento de Ophelia, que hasta era una tormenta tropical, al grado de huracán ha supuesto un registro histórico que no se repite desde hace más de un siglo al constituir el huracán número diez en esta activa temporada de huracanes.

La actual temporada de huracanes registra ya diez huracanes, cinco de ellos de categoría mayor en la escala Saffir-Simpson (3, 4 y 5), el mayor número desde 2005, con la formación de Harvey, María, Irma, Lee y José.

Cerca de 350 personas han muerto como consecuencia directa o indirecta de estos fenómenos meteorológicos, que han asolado el Caribe, EEUU y varios países centroamericanos.

Puerto Rico lucha para volver a la normalidad tras el paso el 20 de septiembre del huracán María, que tres semanas después mantiene a la isla con un gran porcentaje de viviendas sin energía, los mercados desabastecidos y aun con falta de servicios de agua y de limpieza.