La Organización Mundial de la Salud llama a fomentar con urgencia sistemas de transporte poco contaminantes, fuentes de energía limpia, eficiencia energética y una gestión sostenible de los deshechos para combatir la polución del aire, responsable de 6,5 millones de muertes globales al año.

"El 27 % de los infartos de miocardio tiene que ver con una exposición al aire contaminado. Cuando vamos al accidente cerebrovascular es todavía más alto, un 34 %, y con el cáncer de pulmón es un 37 %. Tenemos mucho que ganar o mucho que perder, depende de las medidas que pongamos en marcha", explica la directora de Medio ambiente y Salud de la OMS, María Neira.

La experta española, médico de formación, ha apuntado durante una conferencia en Bruselas organizada por la ONG Alianza de Salud y Medio ambiente que "los países más desarrollados y más ricos no tienen ninguna excusa para no ser lo más exigentes posibles en cuanto a las medidas de calidad del aire".

Además, Neira destaca que la solución del problema pasa por una transición energética que apueste por fuentes de generación menos contaminantes, por una mayor eficiencia energética en la aclimatación de los edificios y en sistemas de transporte públicos y privados sostenibles.

"Casi no me atrevo a llamarla inteligente porque es una transición lógica", comenta Neira, quien subraya que las proyecciones, además, arrojan que "en 20 años el 70 % de la población global va a vivir en núcleos urbanos", por lo que la inacción podría agravar el problema. "La planificación urbanística debería pasar a llamarse planificación urbanística saludable. No puede ser que estemos creando ciudades que sean nuestras enemigas", agrega.

Además, la inversión en infraestructuras que contribuyan a mitigar la polución del aire aportaría "un gran coste-beneficio añadido" también en otros ámbitos de la salud, prosigue Neira. "Van a favorecer que la gente camine en la ciudad, con lo cual tendrá una vida más activa y, eso, nos ayudará a combatir las enfermedades ligadas al sedentarismo y las enfermedades crónicas, y van a tener beneficios enormes en reducir la hospitalización de la gente", señala.

La calidad del aire, que cada año provoca una muerte prematura a unas 400.000 personas en la UE, es una de las grandes preocupaciones medioambientales de la Comisión Europea (CE), que, actualmente, está revisando la directiva europea sobre la materia.