Una vigila, la otra habla por el móvil y cuando nadie les mira le quitan el pestillo a la puerta de emergencia y en pocos segundos salen con la cesta a rebosar. Fuera, les ayuda con el plan maestro una tercera compinche. Este podría ser el robo más sofisticado.

Pero también está el clásico, el que nunca falla, acumular todos los productos robados bajo la ropa. Lo hace una mujer ayudándose de una faja y un joven con varias botellas de vino. El hurto más surrealista lo protagoniza una mujer acompañada de una niña, que descaradamente lanza dos paquetes de pañales a la calle, donde los recoge otra mujer.

Son hurtos que se producen durante todo el año, pero en Navidad se multiplican. Las aglomeraciones, junto con el gran surtido y stock de productos en las tiendas, son algunos de los motivos de este repunte. La Policía lo sabe y por eso refuerza su presencia en estas fechas.

La mayoría de estos objetos robados se utilizan para la reventa o el consumo propio. Durante estos días la Policía recomienda a los comercios aumentar al personal y las medidas de seguridad para poder cazar a los que pretendan hacerse los despistados.